La conciliación notarial adquiere un papel cada vez más relevante dentro de los métodos alternativos de resolución de conflictos. Así lo demuestra el seminario incluido en la serie WebiNots, promovida por el Col·legi de Notaris de Catalunya y disponible en su canal de YouTube. En esta edición, el notario y profesor Antonio Bosch —reconocido por su amplia experiencia como árbitro y mediador— ofrece una visión profunda sobre el encaje del arbitraje en la función notarial y su evolución normativa en España.
El notario como figura clave en la resolución extrajudicial
Durante su exposición, Antonio Bosch plantea una realidad clara: los notarios actúan cada día como mediadores naturales, resolviendo situaciones complejas entre partes. Esta función pacificadora ha sido históricamente reconocida, aunque no siempre reflejada formalmente en los mecanismos legales de arbitraje. Afortunadamente, la reforma legislativa de 2003 supuso un cambio de paradigma al permitir a los notarios actuar como árbitros.
Bosch repasa cómo Cataluña ha estado a la vanguardia en este ámbito, siendo clave en la creación del Tribunal Arbitral de Barcelona (TAB), institución en la que participa activamente. Esta labor se alinea perfectamente con el perfil técnico-jurídico del notario y su papel como facilitador de soluciones legales eficaces.
Arbitraje: una vía ágil, confidencial y especializada
El arbitraje, definido como una fórmula contractual de resolución de controversias mediante un tercero imparcial, ofrece numerosas ventajas frente a la vía judicial tradicional:
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Confidencialidad en todo el proceso, protegiendo los intereses de las partes. 
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Rapidez, al fijarse plazos concretos para dictar el laudo, habitualmente en seis meses. 
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Especialización, ya que permite designar árbitros con profundo conocimiento del área en litigio. 
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Costes ajustados, más competitivos cuando se consideran todos los factores, incluyendo el coste de oportunidad y los años de espera en un juicio ordinario. 
Tanto en el ámbito societario (conflictos entre socios o con los administradores) como en el sucesorio (desacuerdos entre herederos no forzosos), el arbitraje se revela como una herramienta jurídica útil, eficaz y en plena consonancia con la práctica notarial.
Impulso del notariado en el arbitraje institucional
Uno de los puntos clave del seminario es la llamada a la acción: los notarios pueden y deben jugar un papel más activo en el arbitraje. Por un lado, incluyendo cláusulas de sumisión arbitral en contratos, estatutos sociales o testamentos. Por otro, participando directamente como árbitros inscritos en instituciones como el TAB.
Antonio Bosch y Alejandro Sáez explican cómo cualquier notario con al menos 10 años de experiencia puede solicitar su incorporación a los paneles arbitrales. El proceso es sencillo y la institución proporciona orientación técnica cuando es necesario.
Además, se destaca la eficacia del laudo arbitral, que tiene valor de sentencia firme y permite iniciar directamente una ejecución judicial si fuera necesario, aunque en la práctica, la mayoría de conflictos se resuelven sin llegar a esa fase.
Arbitraje testamentario y de emergencia: nuevos espacios para intervenir
Entre las modalidades analizadas destacan el arbitraje testamentario —en el que el testador designa árbitros para resolver conflictos entre herederos— y el arbitraje de emergencia, que permite adoptar medidas cautelares urgentes en situaciones límite. Ambos campos ofrecen oportunidades concretas para que los notarios amplíen su campo de acción con herramientas legales perfectamente compatibles con su función pública.
La conciliación notarial, como práctica que une el conocimiento jurídico con la búsqueda activa de acuerdos, encuentra en el arbitraje un espacio privilegiado para desarrollarse. El mensaje del seminario es claro: el colectivo notarial tiene ante sí una vía sólida para ampliar su impacto en la sociedad, contribuyendo a una justicia más cercana, ágil y eficaz.


